El Museo del Prado tiene una iniciativa muy interesante que es recuperar obras olvidadas o poco conocidas. En este caso estamos ante uno de las obras más interesantes que ha recuperado del olvido. Se trata de este retrato de un caballero realizado por Velázquez.
Su historia es la siguiente. En 2009, este retrato, que se exponía en las salas del museo de Nueva York atribuido al círculo de Velázquez, fue enviado al taller de restauración. A medida que se avanzaba en su limpieza se fueron haciendo más evidentes sus cualidades, que llevaron a Jonathan Brown a publicarlo como original de Velázquez.
Desde el siglo XVIII había pertenecido a colecciones privadas alemanas, hasta que en 1925 o 1926 pasó a manos de Joseph Duveen, el marchante de pintura antigua más importante de su tiempo. Con objeto de facilitar su salida comercial, hizo restaurar el cuadro atendiendo a criterios que satisficieran las expectativas del coleccionismo internacional. Esa intervención creó un fondo homogéneo, definió las partes del tronco que estaban simplemente abocetadas, convirtió el cabello en una masa uniforme y, en general, dio lugar a una imagen muy estática y uniforme, una sensación que el envejecimiento del barniz no hizo sino aumentar.
Se desconoce la identidad del modelo. Su comparación con el Autorretrato de Valencia y con el que aparece en Las Meninas llevó al hispanista alemán Mayer, a plantear la posibilidad de que el pintor se hubiera representado a sí mismo. Sin embargo, esa misma comparación desvela más diferencias que semejanzas, pues todos los seguros o supuestos autorretratos velazqueños sugieren una piel más oscura y unos rasgos más marcados.
En cambio, sí llaman poderosamente la atención sus semejanzas con el soldado anónimo que aparece en el extremo derecho de Las Lanzas, al que durante el siglo XIX, no en la actualidad, se consideró también Autorretrato. ¿Será el mismo caballero? y en tal caso, ¿de quién se trata?
Información obtenida de la web del Museo del Prado