El Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa acoge hasta el 2 de marzo del próximo año la exposición Terracota Army (Ejercito de Terracota) que muestra réplicas de tamaño original de los Guerreros de Xian.
La muestra, inaugurada el pasado martes, tendrá hoy miércoles una jornada de puertas abiertas, coincidiendo con el día de apertura al público. Con el regreso de esta exposición a la capital, en esta ocasión con nuevo contenido y con elementos interactivos, Madrid se posiciona como una gran potencia cultural a nivel internacional.
La muestra cuenta con una reproducción de la sección del foso 1 de la gran excavación de Xian a escala natural con más de 90 guerreros. Además, se presentan más de 70 reproducciones de caballos, armas, joyería y herramientas. Destacan ocho reconstrucciones de figuras humanas de gran calidad, cuyo tamaño es superior al de los hombres de aquella época. De esta manera, se realza el poder de estos valientes personajes históricos: El ejército de Terracota del mausoleo del primer emperador chino Qin Shi Huang. Gobernadores, oficiales y guerreros con equipamiento de guerra junto a sus caballos.
El recorrido de la muestra tiene una duración de dos horas, e incluye la proyección de un documental que narra la historia de este gran descubrimiento en los años 70 por unos granjeros chinos.
Para los más pequeños, la exposición ofrece talleres infantiles durante los fines de semana. Las entradas se podrán adquirir desde 5 euros.
Los Guerreros de Xian son un conjunto de más de 7000 figuras de guerreros y caballos de Terracotaa tamaño real que fueron enterradas cerca del primer emperador de china dela DinastíaQin, Qin Shi Huang, en 201-209 a. C. dentro de su mausoleo.
Unas obras para el abastecimiento de agua cerca de Xian (República Popular China) sacaron a la luz estas valiosas obras. En 1987 fueron declarados Patrimonio dela Humanidadporla UNESCO.Elequipo arqueológico que realizó la tarea de sacar a la luz este hallazgo fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2010. La explicación de que esas esculturas acabaran en un mausoleo se debe a la antigua creencia de que el Emperador chino seguiría protegido por sus tropas más allá de la vida terrenal.